miércoles, 11 de julio de 2012

Sandro Botticelli, El nacimiento de Venus

Los naranjos, de ellos cuelgan frutos blancos con puntas doradas. Las hojas tienen espinas doradas y los troncos también se rematan de oro. Todo el naranjal parece imbuido de la divina presencia de Venus.

Hay una anémona azul floreciendo a los pies de la ninfa, para recalcar la idea de que la primavera ha llegado.

La leyenda del nacimiento marino de Venus una de las diosas más importantes de la antigüedad, está revestida de truculencia. Urano (el cielo) y Gea (la tierra) se aparearon para crear a los primeros seres humanos (los titanes). Pero uno de sus hijos, Crono (el tiempo) o Saturno en la mitología romana, castró a su padre con una hoz y arrojó sus testículos al mar. De la espuma surgida nació Venus, nombre romano de Afrodita, diosa del amor, de la belleza, de la risa y del matrimonio.

Las rosas en el lado de la izquierda (donde aparecen Céfiro, el Viento del Oeste, y su ninfa Flora), fueron creadas al mismo tiempo que Venus. Con su belleza y con su fragancia exquisitas, son el símbolo del amor, y sus espinas recuerdan el dolor que éste puede acarrear.

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